¿Qué conlleva ser emprendedor?

Ser emprendedor conlleva muchas mas cosas que esas ideas bonitas que plagan los periódicos.

Ansiedad y temor al fracaso

El emprendedor conoce momentos de ansiedad, la cuál es una reacción defensiva ante el temor que siente. Cuando una persona está ansiosa, sólo atiende a su ansiedad, es decir, hace lo posible para tratar de calmarla (Ej.: comiendo). La mejor ayuda que se le puede dar es relajarse para bajar su ansiedad.

Fantasía de incompetencia

El temor del emprendedor es en general un temor a “no saber”, a no tener criterio sobre su verdadera capacidad. Esto tortura a muchos. Se trata de un temor a mostrarse incompetente, a que los clientes no le compren su capacidad. Por eso muchos emprendedores no consiguen madurar su proyecto. No acceden al estado de ambición, se quedan por debajo de un umbral que les protege de su propio miedo y de la ansiedad que se deriva del mismo.

La fantasía de incompetencia y el temor al fracaso, se hace más presente en aquellos emprendedores que no completaron una formación superior. He conocido estos años emprendedores muy buenos, en oficios manuales/artesanos pero que sienten que su hándicap está en  “hablar bien” (Ej.: dialogar o asesorar a sus clientes), o en “hacer las cuentas” (Ej.: preparar una oferta/presupuesto para un cliente).

Soledad y ausencia de reconocimiento

La soledad y la ausencia de reconocimiento le endurecen, le limitan y a menudo le hacen muy vulnerable. Su propia ignorancia le hace desconfiado, teme que le engañen y se aprovechen de él.

El desarrollo en grupo ofrece un entorno protegido. Podrá traer al grupo sus dudas, sus ignorancias y sus limitaciones.

Vacío y fantasía de continuidad

El vacío representa el nuevo proyecto, para el cual ni siquiera la mayoría de los emprendedores consiguen elaborar un relato con sentido para compartir. El vacío significa el futuro incierto, el proyecto de emprendimiento se vive simbólicamente como un “salto al vacío”, un encuentro con la imperfección y el caos interior, la historia no continua. La fantasía de continuidad pasa por aferrarnos al camino recorrido desde el pasado, un camino que parece lineal y perfecto. El emprendedor tiende (excesivamente) a anclarse en el pasado para plantear su futuro.

Temor al fracaso y exceso de racionalidad

El fracaso representa una especie de muerte existencial, la cual es peor vivida que la muerte biológica, entre otras cosas porque el emprendedor se imagina como un muerto-vivo, un desahuciado del reconocimiento social. Su inseguridad la traduce en un exceso de racionalidad.

El emprendedor llega a encerrarse en una especie de partida de ping-pong entre los argumentos y los contra-argumentos. Más que elaborar el relato de su proyecto empresarial, se va contando una historia a sí mismo. Muchos proyectos traen un exceso de racionalismo y un déficit de pasión.

Soledad e imposibilidad de ser ayudado

Estoy sola.…y nadie puede ayudarme.

Oí la frase a una emprendedora al poco tiempo de comenzar a contar su relato de proyecto. Poco tiempo después comenzó a desplegar una retahíla de argumentos que venían a legitimar la imposibilidad de ser ayudada. La postura narcisista nos lleva a evitar alianzas con otros, porque desde el narcisismo el otro se presenta como una amenaza para nuestra identidad.

Ambición y asunción de responsabilidad

La responsabilidad significa que el emprendedor deberá mostrarse coherente con su propia ambición, ponerse a la tarea. A algunos emprendedores les encanta distraer con su relato a su interlocutor, despistarle, para que este no les pregunte qué están haciendo exactamente para mostrarse consecuentes con su proyecto. Relatan mil y un argumentos sobre por qué no están haciendo lo suficiente.

No me organizo bien…el banquero no me deja el dinero…necesito un espacio…

Narcisismo y riesgo

No existe un negocio similar.

El narcisismo del emprendedor le lleva a creer que los demás son ignorantes, cuando no idiotas, porque no se han percatado de la oportunidad de negocio que él/ella ha visto. El narcisismo le lleva a creer que él (ella) es el primero, lo cual le otorga un poder inmenso ante su interlocutor. A algunos emprendedores les cuesta aceptar que si un negocio no existe quizás sea porque no haya mercado para ese negocio.