Resistencias,
postureos y
mangoneos

Resistencias, postureos y mangoneos (2019) recoge muchas actuaciones y expresiones de nuestra comedia divina en el trabajo. Muchos de nuestros referentes cotidianos son personas que adoptan la actitud contraria al éxito, nos identificamos con ellos, les mostramos empatía, su lado mediocre despierta nuestra simpatía, les dedicamos tiempo y energía porque vemos en ellos imperfecciones que nos ayudan a perdonarnos las nuestras.

Pretendemos triunfar haciendo de nuestras resistencias, postureos y mangoneos los atributos de nuestra marca personal:

La resistencia es un deseo temido, una auto-promesa incumplida fruto de nuestro sabotaje activo. Hay una parte nuestra que se muestra emergente y que quiere triunfar, y otra parte que se muestra resistente y que fantasea con seguir como está. La resistencia es ese auto-boicot a nuestra aspiración de éxito profesional.

El postureo es una simulación, una pose o escena destinada a confundir. Desde el postureo actuamos una performance. En él se da cierto juego de impostura, nuestra sobreactuación se vuelve más excitante que la misión asignada al rol porque el rol nos resulta demasiado exigente, utilitarista e impersonal.

El mangoneo es una forma de abuso o uso inadecuado del rol que tenemos asignado, una forma sucia de influir en los hechos y decisiones, una forma de ejercer la dominación o de extralimitarse en el desempeño del rol. El rol no nos pide que mangoneemos, es un comportamiento inherente a la condición humana y muy dependiente de la identidad cultural.